Origen: mismos ancestros, distintos caminos

- El tequila utiliza principalmente agave tequilana azul. Su denominación de origen se publicó el 9 de diciembre de 1974 en el Diario Oficial de la Federación y fue la primera en su tipo. Abarca principalmente Jalisco y algunas zonas de Guanajuato, Michoacán, Nayarit y Tamaulipas.
- El mezcal, en cambio, puede hacerse con varios tipos de agave diferentes, como espadín, tobalá, madrecuixe o tepeztate; y su denominación de origen incluye estados como Oaxaca, Guerrero, Durango, San Luis Potosí, Zacatecas y Puebla, entre otros. Esto ya le da un universo de posibilidades en aroma y sabor. Cada agave tiene su carácter, y eso se nota.
Por eso, si te interesa conocer más a fondo los tipos de agave para mezcal, prepárate para descubrir perfiles herbales, florales, afrutados, minerales… y más. Es un mundo amplio, pero no por eso menos accesible.
Proceso: del horno al alma del destilado
- En el caso del tequila, el agave se cocina en hornos industriales o autoclaves (como si fuera una olla exprés gigante). Este método permite una cocción más controlada, ideal para resaltar su sabor fresco y herbal.
- Para el mezcal, el proceso es mucho más ancestral: el agave se cuece en hornos cónicos de piedra, enterrados bajo tierra (sí, con fuego y todo). Estos hornos se forran con piedras calientes, sobre las que se colocan las piñas de agave. Luego se cubren con hojas de agave, sacos y tierra para que se cocinen lentamente durante varios días. Este método artesanal, intenso y lleno de tradición carameliza los azúcares del agave y le aporta esas notas ahumadas tan distintivas. Es como una barbacoa de agave, donde cada paso deja una huella en el sabor final.

Sabor: lo que sientes en el primer trago
Pasemos a lo que más nos importa al hablar de la diferencia entre mezcal y tequila: el sabor.
¿Y el sabor del tequila? Tiende a ser más dulce en los reposados, herbal en los blancos y especiado en los añejos. Es un perfil más fácil de identificar, quizás, y más familiar para quienes están empezando.

Estilo de vida: lo que eliges también dice algo de ti
La diferencia entre tequila y mezcal no termina en el paladar. También se refleja en cómo los elegimos, los compartimos y los integramos a nuestro estilo de vida.
Hoy en día, lo que bebemos también comunica. La botella que colocas en la mesa y compartes puede hablar de tu identidad, tus gustos y tu forma de ver el mundo.

Dos caminos, una esencia
En lugar de ver al tequila y al mezcal como rivales, vale la pena entenderlos como dos formas distintas de celebrar al agave. Son dos lenguajes que comparten un mismo origen, pero que se expresan con acentos diferentes.
Al final, el mejor trago es aquel que resuena contigo: sin complicaciones, con esencia propia, y listo para contar una historia.